FRUTAS FEAS
COMIDA FEA, COMIDA VÁLIDA
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La comida no perfecta, como ocurre en el caso de frutas y verduras, es aprovechada por empresas que les dan salida comercial o solidaria, luchando así contra el derroche alimentario y a favor de la salud del planeta.
Sólo hace falta ir de compras a cualquier supermercado, frutería o verdulería para comprobar que los productos expuestos en las estanterías para la compra lucen una imagen impecable. Frutas de pieles lisas y brillantes, sin mácula y sin deformaciones, verduras primorosas, sin manchas ni imperfecciones detectables, muchas veces cuidadosamente envueltas en innecesarios envases de plástico, incluso en envases individuales por cada fruta o verdura. Ocurre con la comida lo mismo que con las personas, aquello que no es bonito por fuera no merece nuestra confianza, es la dictadura implacable de la belleza. Nos hemos acostumbrado a preferir aquellos productos que se nos presentan libres de manchas o abultamientos porque nos dan mucha mayor confianza y los creemos superiores e incluso más saludables. La industria lo sabe y también ha contribuido a reforzar estas sensaciones, que son manifiestamente erróneas o cuanto menos inexactas.
¿Por qué no han de ser buenas las frutas o verduras con pequeñas imperfecciones, con algunas manchas en su piel o con la piel sin lustre, sin una forma estandarizada o simplemente deformes?
Siguiente imagen, un huerto, un sembrado, donde se recolecta la fruta, luego se diferencia entre la destinada a la venta al mayorista y la que queda descartada por presentar anomalías externas, deformaciones, por ser demasiado pequeñas o demasiado grandes, según los cánones estrictos de imagen que se espera de cada tipo de producto, o por haber estado afectado por una tormenta con granizo que las ha dañado someramente. Consecuencia, toneladas y toneladas de frutas y verduras que no son aptas para la venta y que en el mejor de los casos se destinan a la elaboración de zumos o como mucho para abono, si es que simplemente se rechazan sin más y se pierden.
Las cifras del despilfarro
El problema va mucho más allá de una simple y caprichosa cuestión estética. Recuperando datos que ofrece la FAO o también la OCU en cuanto a España, tenemos estas cifras para meditar:
- Una tercera parte de la producción de alimentos destinados al consumo humano se pierde o se desperdicia en el transcurso de la cadena alimentaria, lo que equivaldría a unas 1.300 millones de toneladas anuales de alimentos, que serían del todo suficientes para alimentar a cerca de 3 mil millones de personas.
- Sólo en los países industrializados se desperdician unas 670 millones de toneladas de comida al año.
- Por lo que respecta a España, hasta 7,5 millones de toneladas de alimentos acaban en el cubo de la basura de casa, de un restaurante o de los propios supermercados.
- Sólo de frutas y verduras corresponde a cerca de un 45% del total que se produce y es que son las frutas y verduras, junto con el pan, los productos que más se desperdician.
- Según datos de la OCU, el 80% de los alimentos desperdiciados lo son en los propios hogares, después de haber sido comprados, lo que equivale a unos 1.300 millones de kilos anuales, o lo que es lo mismo, a unos 25,5 millones a la semana.
- Producimos hasta un 60% más de alimentos de los que necesitamos, pero en cambio el hambre en el mundo sigue estando presente y afecta a millones de personas.
- Por eslabones de la cadena alimentaria, el desperdicio atribuible a los hogares alcanza el 42% del total, mientras que la fabricación se le atribuye el 38%, a la restauración el 14% y a la distribución apenas el 5%.
- Y entretanto se produce la vergonzosa e intolerable paradoja de que unas 820 millones de personas pasan hambre en el mundo.
- Una cifra más, igualmente elocuente: 50 millones de toneladas de fruta se descartan cada año en Europa antes de que lleguen a los puntos de venta, por considerarse feas, deformes o imperfectas, o dicho de otro modo, porque no cumplen con los criterios de calidad de los supermercados.
- Pero si en Europa los descartes se producen sobre todo en las casas, en otros puntos del mundo, como África, donde no se cuentan con sistemas de transporte, refrigeración y almacenaje tan eficientes, estas pérdidas se producen mayoritariamente antes de llegar al consumidor.
Responsabilidad del consumidor
Debemos admitir que la industria se basa en datos que le proporcionan estudios y encuestas sobre los hábitos de consumo de los potenciales clientes y es sobre ellos que establece su estrategia. En una encuesta reciente se preguntaba al comprador sobre su noción de calidad respecto a las frutas y verduras, a través de 16 variables. El concepto que se le daba máxima importancia, en un 97% de los casos, fue la apariencia y la condición externa del producto. A continuación, el sabor y la frescura o nivel de madurez, y en quinta posición, el precio. El que estuviera libre de pesticidas y plaguicidas ocupaba la sexta posición entra las preferencias de los consumidores encuestados, y el valor nutricional, la séptima. Por su parte el empaquetado y la marca quedaban relegados al penúltimo y último puesto respectivamente. Queda claro que para una mayoría de personas el aspecto físico de la fruta o verdura juega un papel prioritario a la hora de elegirla.
(estudio de la FAO, reproducido por Tronstad)
Por ello la responsabilidad del consumidor es una pieza clave para tratar de frenar esta tendencia de derroche en alimentación. Al realizar la compra estamos ejerciendo una acción con una gran repercusión a nivel ecológico y social, y que gana una gran fuerza cuando sumamos la acción individual a la de los demás consumidores. Cabe por tanto estar bien informados, variar nuestros conceptos a la hora de elegir la fruta y no dejarnos engañar por las apariencias. Una fruta más bella y pulida no tiene por qué ser mejor que otra que no lo es tanto. Y al comprar una fruta deforme o con más manchas, estás dando apoyo a un sector, la agricultura, que lo necesita con urgencia, y a la que estos descartes genera muchas pérdidas y trastornos.
Un enorme impacto ambiental
El desperdicio de alimentos tiene un alto coste en uso de agua, de tierra agrícola, de mano de obra en la agricultura y en recursos energéticos. Los alimentos que se rechazan de alguna forma sólo se destinan a contaminar. Se calcula por ejemplo que solo en la UE, los 88 millones de toneladas anuales de alimentos que se desperdician son responsables de 170 millones de toneladas de CO2, un 8% del total de emisiones. Se ha dicho muchas veces que si el desperdicio de alimentos fuera un país, éste ocuparía el tercer puesto en el ranking de emisor de gases de efecto invernadero. La extensión de cultivos que estos cultivos comprenderían equivale a toda la superficie agrícola del continente africano. Según la FAO, en cuanto a la llamada huella hídrica de aguas superficiales y subterráneas, vinculadas al desperdicio de alimentos, alcanza los 250 km3, lo que equivaldría a tres veces el volumen de agua del lago de Ginebra. Un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, recogido en la Revista Técnica de Medio Ambiente, indica que ese 4% de la compra que se rechaza, unos 26 kg por persona y año, supone desperdiciar 119 litros de agua por persona y año. Elevemos la cifra al número de habitantes y la cifra se torna monstruosa. El desperdicio de alimentos lleva consigo además una pérdida enorme de nutrientes esenciales para la salud poblacional.
Consejos para evitar el derroche
Como comprador y consumidor habitual de fruta y verdura, puedes hacer mucho para contribuir a reducir el derroche, y a la postre das apoyo a los agricultores y contribuyes a frenar el gasto energético. A continuación, una relación de consejos útiles:
- No compres más fruta si ya tienes la nevera o la despensa llena. Hay que evitar que se te pudran en casa.
- No te dejes influir por las apariencias y adquiere fruta o verdura “fea” o deforme, si cuentas con la garantía de que no está en mal estado. No las margines de entrada.
- Evita comprar la fruta demasiado verde y decídete incluso por la que ya está algo madura para evitar que se pudra en el supermercado y la tengan que tirar.
- No acumules mucho producto, para evitar que se te haga malo en casa.
- Infórmate bien y adquiere fruta o verdura de empresas que se dediquen a recuperar las desechadas.
- Prioriza la fruta de temporada y evita en lo posible la fruta que viene de muy lejos.
- Si tienes opción, prioriza también el producto de proximidad.
- Establece contacto, para proveerte de fruta y verdura, con agricultores de tu zona o de huertos colectivos.
Movimiento Ugly food
El movimiento Ugly Food, comida fea, muy activo en países como Gran Bretaña, Escandinavia o Alemania, intenta convencer al consumidor de la necesidad de no marginar a las frutas o verduras no perfectas en nuestra compra, frutas que de otro modo irán a parar a la basura. Se trata de cambiar la mentalidad del consumidor y ayudarle además a abaratar su cesto de la compra. Pero esta iniciativa va mucho más allá, porque busca beneficiar a toda la cadena alimentaria, empezando por el agricultor, que podría dar salida a aquella producción que, aunque perfectamente válida para el consumo, sería rechazada atendiendo a los cánones de aspecto que impone el comercio, o incluso podría dar salida a cosechas ligeramente dañadas por eventuales efectos meteorológicos, y siguiendo por el distribuidor y el mayorista. Y en algunos casos puede promover también determinadas iniciativas solidarias, como lo son las empresas de fabricación de productos derivados de la fruta desechada que cuenta con mano de obra de colectivos de discapacitados. Los distintos movimientos de Ugly Food se alinean con algunos de los objetivos de Desarrollo Sostenible auspiciados por la ONU en 2015, cuyo propósito principal es la erradicación de la pobreza en el mundo, al tiempo que se asegura el bienestar de las poblaciones desfavorecidas a través de un desarrollo económico sostenible y acorde con los ritmos de la naturaleza.
Iniciativas de Ugly food en Europa
Por todo el continente se van multiplicando las iniciativas que impulsan el buen aprovechamiento de la comida que se desecha injustamente, con objetivos y planteamientos muy diversos.
En Gran Bretaña encontramos a Oddbox, que recuperan las frutas y verduras dañadas de los propios productores, las ordenan y empaquetan sin utilizar envases innecesarios y siempre reciclables y las sirven a sus clientes en envíos individualizados. Pero además destinan un 5% de sus ganancias a dar apoyo a entidades de lucha contra la pobreza en Londres, como City Harvest.
En la misma línea encontramos la empresa on line The Wonky Food, cuyo lema reza así: “At the Wonky Food Company we believe that no matter what size, shape or colour, it’s the taste that counts”
En Dinamarca nos encontramos con una iniciativa individual de dos personas que han dedicado muchos años a profundizar sobre la viabilidad de la alimentación sostenible, y que han unido esfuerzos para crear la empresa Eat Grimm (Grimm significa feo en danés). Trabaja directamente con productores locales, en especial de agricultura ecológica, que reciben una remuneración justa por su labor, se vale en parte de la ayuda de voluntarios para el transporte de los productos a sus destinatarios y evita el uso de envoltorios no reciclables.
Iniciativas de Ugly Fruit and Veg en España
Imperfectus
Empresa catalana nacida en 2019
Principios: Apuesta por apoyar los agricultores locales, evitar el derroche alimentario, vendiendo la fruta que no se puede colocar en el mercado, a un precio ventajoso tanto para el productor como el consumidor. Fomenta la venta de proximidad. No se utilizan invernaderos, se compra directamente al productor.
Ámbito: Vende en toda Espala
Productos: Cajas de frutas y verduras, como manzanas, peras, melocotones, coles, lechugas, espinacas, acelgas, etc.
Iamperfect (Soycomidaperfecta)
Plataforma de venta de fruta y verdura imperfecta
Se venden productos recuperados de la industria y de supermercados que tienen pequeñas imperfecciones pero que son perfectamente válidos para el consumo.
Principios: Evitar el derroche alimentario, contribuir a aliviar el impacto ambiental de la agricultura, apoyar a los agricultores locales.
Ámbito: Barcelona en un primer ensayo, con perspectivas de extender su operativa a todo el país.
App disponible en google play
FlipFood
Fundación: En septiembre de 2019. Forma parte de una cadena internacional homónima. Cuenta con el asesoramiento de la red Netmentora.
Empresa tipo startup con sede en Barcelona que aprovecha la fruta muy madura o desechada para elaborar zumos de fruta, 100% naturales
Principios: Lucha contra el derroche alimentario y energético. Señala en su información que con 2.000 kilos de verduras y frutas rescatadas se llegan a ahorrar 3.800 kilos de CO2. Y la compañía, por cada litro de zumo elaborado, se reutilizan hasta dos kilos de alimentos que habían sido rechazados.
Ámbito: Opera en Barcelona, pero pronto se extenderá a Madrid y a otras ciudades españolas. Suministra zumos a restaurantes, servicios de catering y coworkings.
Espigoladors
Fundación: Año 2014, como respuesta a la crisis económica y social de 2008
Principios: Fomentar el aprovechamiento alimentario. Lo hace a través de la actividad del espigamiento (espigolament), una práctica milenaria que ha recuperado y que consiste en cosechar frutas y verduras que los agricultores y agricultoras no pueden comercializar a causa de las políticas estéticas o de caídas de precio. Espigoladors cuenta con equipos de voluntarios, un hecho que la convierte también en una actividad muy potente de sensibilización sobre el valor del trabajo del sector primario. Promueve estudios y actividades de sensibilización, para fomentar la implicación de las personas en la lucha contra el desperdicio alimentario. Se basa en los principios de la economía circular y busca dar apoyo a colectivos en riesgo de exclusión social.
Proveedores: Realiza la actividad de espigamiento exclusivamente en los campos del sector primario que forman parte de su red.
Actualmente la red de Espigoladors cuenta con más de 100 productores comprometidos con el aprovechamiento alimentario. Espigoladors ha firmado un convenio de colaboración con dos de los principales sindicatos agrarios catalanes, la “Federació de Cooperatives Agràriàs de Catalunya” y “Unió de Pagesos
Ámbito: Actualmente, la Fundación Espigoladors trabaja en distintos territorios catalanes. La mayor parte de su actividad la desarrolla en el Parque Agrario del Baix Llobregat, un parque agrícola muy cercano a la ciudad de Barcelona. Asimismo, el modelo de Espigoladors se ha replicado recientemente en Navarra a través del proyecto Buruxka.
Productos: Conservas vegetales que se elaboran con frutas y verduras descartadas del circuito comercial a causa de las políticas estéticas y las caídas de precio. La gamma actual cuenta con mermeladas tanto de frutas como de verduras, patés vegetales y salsas. Todos los productos son veganos y sin gluten, no tienen conservantes ni colorantes, y en el caso de las mermeladas, con pocos azúcares añadidos.
Nutripeople
Empresa murciana, que recolecta de la propia huerta murciana gracias a la colaboración de cooperativas agrícolas de la región. Se recicla, se le da una presentación del todo vendible y se destina a objetivos solidarios.
Principios: Tiene como objetivo principal contribuir a la erradicación de la pobreza y el hambre, al tiempo que se da apoyo al agricultor local.
Ámbito: La comunidad murciana
Frutas feas
Empresa valenciana que busca dar una segunda oportunidad a las frutas que por su aspecto no se pueden comercializar en supermercados y fruterías.
Principios: Reducir el derroche alimentario, apoyar a la agricultura local, contribuir a reducir el impacto ambiental de la agricultura.
Productos: Se recolectan naranjas de la huerta valenciana procedentes de árboles de primera calidad.
Ámbito: Comunidad valenciana
Web: https://www.frutasfeas.com/
TEXTO: Jordi Cebrian
Foto: Cortesia de https://www.alive.com/food/inglorious-produce/
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