MELISA
MELISA, un sedante alimonado
La melisa Melissa officinalis se revela como uno de los principales recursos herbarios para tratar los estados nerviosos y los problemas de la digestión. No falta de ningún herbolario, pero además es fácil de encontrarla en el campo, por poco que te empeñes en reconocerla, y puedes cosecharla tú mismo/a para beneficiarte de su gran potencial terapéutico. Sus propiedades ya eran ampliamente conocidas desde la Antigüedad. Dioscórides, el médico y farmacéutico griego del siglo I, hablaba de ella en su Libro III, destacando su eficacia para tratar la disentería, para purificar la piel y curar llagas y golpes, e incluso como un buen antídoto a la mordedura de alacrán y de serpiente. También los druidas centroeuropeos la incluían en sus formulaciones mágicas y curativas. Avicena, el médico árabe, aseguraba en efecto que la melisa alegra el espíritu y aleja las tristezas. En inglés se conoce por balm, que es un derivado de la palabra balsam o bálsamo, aquello que relaja, en alusión a sus virtudes sedantes. En castellano se la conoce también por toronjil, y en catalán como tarongina, en referencia a su otro de sus rasgos característicos, el aroma, muy intenso, cítrico, que puede recordar al limón o la naranja ácida. Serapion, en la Edad Media –como se recoge en el “Dioscórides renovado” del profesor Font i Quer-, comenta de la melisa que “calma las palpitaciones, las preocupaciones desmedidas, la imaginación exaltada y las fantasías producidas por los humores melancólicos” Una pequeña provisión de melisa no debiera faltar de ningún hogar, sea cual fuere la edad de quienes lo habiten.
Cómo es y dónde se encuentra
La melisa pertenece a la familia de las labiadas, como la menta, el tomillo, el orégano o la salvia, y como todas ellas merece ser reconocida como una planta aromática y medicinal. Es una planta herbácea, de apenas 1 metro de alto, erecta, de hojas ovadas, con los márgenes muy dentados y los nervios muy marcados. Las flores son enanas, de color blanco, reunidas en verticilos, en las axilas de las hojas. Florece desde el final de la primavera, en junio, y puede seguir florida hasta el final del estío. Es durante este plazo el mejor momento de cosecharla en el campo.
Es una planta bastante común, que encontramos en herbazales húmedos, riberas, orlas vegetales de bosques caducifolios, barrancos y proximidades de fuentes y manantiales. Puede estar mezclada con las ortigas, por lo que debes ir con cuidado para no confundirte si decides cosecharla.
La melisa se distribuye por toda la cuenca mediterránea, a ambas riberas del mar y asciende hasta el sur de las islas Británicas por el norte y al norte de Marruecos y Oriente Medio por el sur y el este.
Cual es su aroma y sabor
Muchas plantas son ciertamente amargas o insulsas, pero no es éste el caso de la melisa. Estamos ante una de las plantas de aroma y sabor más agradable de entre todas las que puedes adquirir en un herbolario. Con sólo rozarla, más aún si la refriegas con las manos, verás que emana una fragancia intensa, penetrante, que en efecto recuerda a la menta, pero también a la naranja, un aroma y sabor que se define de cítrico y refrescante. Tomada sola en infusión, aporta una agradable sensación en el paladar, y muchas veces los herbolarios la incluyen en formulaciones mixtas con otras plantas de sabor amargo o insípido, para mejorar el sabor general de la misma.
Propiedades de la melisa
De la melisa se utilizan con fines medicinales las sumidades floridas, es decir, hojas y flores, en el momento álgido de su floración. Contiene aceite esencial, ácidos fenólicos, mucílagos y taninos, todo lo cual le confieren propiedades sedantes, digestivas, aperitivas, carminativas, antiespasmódicas, diuréticas, expectorantes, coleréticas –estimula la producción de bilis-, antivirales y cicatrizantes.
- Actúa como un sedante suave, que te ayudará en situaciones de irritabilidad nerviosa, episodios leves de insomnio, insomnio infantil, palpitaciones nerviosas o taquicardias y migrañas nerviosas. Para alteraciones mentales más graves, como estados de ansiedad leves y puntuales y en depresiones muy incipientes, los herbolarios la combinan con hipérico, pasionaria y flores de azahar, en tratamientos de largo alcance y en dosis muy equilibradas.
- Al sumar un efecto diurético y tranquilizante, la melisa puede ser un aliado para las personas hipertensas, sobre todo si la combinas con otras hierbas que refuercen esta acción como el tilo, la vincapervinca o el espino albar.
- Como ocurre con otras plantas de su familia –las labiadas-, caso de la menta, la salvia o el orégano, también la melisa destaca por sus virtudes digestivas y aperitivas. Te ayudará a recobrar el apetito tras un episodio de convalecencia o desgana en general, combate los desarreglos digestivos, las digestiones pesadas, la sensación de empache, los espasmos gastrointestinales, la diarrea y la inflamación gástrica o gastritis. Alivia los gases, los meteorismos y la hinchazón abdominal, y previene el mal aliento y el mal sabor de boca.
- Se le atribuye un efecto de estimulación de producción biliar, y por ello se incluye en fórmulas herbarias mixtas para tratar las alteraciones hepáticas, para tonificar las funciones del hígado y para prevenir la formación de cálculos en la vesícula.
- Se comporta como antiviral y expectorante. Ayuda a combatir la infección vírica, como el de la influenza o gripe, reduce la congestión de las vías respiratorias y devuelve el bienestar. Está indicada en caso de bronquitis y proceso asmáticos leves.
- La melisa es también una aliada de la salud de la mujer. Alivia los trastornos de la menstruación, en menstruaciones dolorosas o dismenorreas, y algunos de sus diferentes síntomas, como el dolor lumbar, los dolores espasmódicos y la migraña. Se recomienda asimismo para mujeres en la perimenopausia, para aliviar también algunos de sus síntomas, como dolores musculares, migrañas y estados depresivos leves.
- Por su acción antiviral, la melisa es un recurso muy recurrente de herbolario para tratar la infección por herpes simple.
- Y por vía externa, en lavados y baños, se aplica también como astringente y cicatrizante, sobre heridas, llagas, rasguños y también sobre picaduras de insectos (avispas, tábanos, etc).
Cómo tomar la melisa, las dosis
Para su toma por vía interna:
- En infusión, es la forma más usual. La puedes tomar sola, o bien asociada a otras hierbas que complementen o refuercen su acción. La dosis básica es de 5 g de planta seca por cada taza de agua. Echas el agua caliente sobre la hierba, depositada previamente en una tetera o cazo y se deja en reposo 8-10 minutos.
- En tintura –la planta macerada en alcohol-, unas 40-50 gotas al día, en tres dosis, mejor disueltas en agua o zumo de naranja.
- En extracto líquido –adquirible en herbolarios-, dosis de 30 a 50 gotas en tres tomas diarias.
- En comprimidos y extractos secos nebulizados, en dosis personalizadas.
- El jugo de la planta fresca, licuada o prensada y mezclada, si se quiere, con zumo de frutas o con té verde.
- Agua de melisa
Y para su aplicación por vía externa:
- La infusión aplicada en baños calientes, para problemas menstruales, migrañas y dolores musculares.
- En compresas de la planta fresca, recién recolectada, aplicada sobre la piel en heridas y llagas o sobre picaduras de insectos e infecciones por herpes.
- Las compresas tibias sobre mastitis o inflamación de las glándulas mamarias. Es un remedio tradicional.
- Y el jugo de la planta fresca aplicado con un porroncito o con un paño sobre las picaduras de insectos.
Precauciones a observar
La melisa es en general una planta bastante segura, que puede administrarse a niños y a ancianos sin temor alguno.
No obstante se han descrito algunos efectos antitiroideos por la ingesta de extractos de melisa, por lo que debe ser evitado en caso de hipotiroidismo.
Y se han citado algunos efectos adversos, sobre todo a causa de dosis inadecuadas, por excesivas o por reacciones alérgicas a sus componentes, como por ejemplo gastroenteritis, náuseas, vómitos y dolor abdominal, pero de manera excepcional.
Por otro lado, como ocurre en otros muchos casos, la toma del aceite esencial puede provocar irritación gástrica y debe ser evitado en caso de gastritis, úlceras gastroduodenales, colitis ulcerosas, hepatopatías y epilepsias. La ingesta de 2-3 gramos de aceite esencial puede provocar bradipnea (descenso de la frecuencia respiratoria), somnolencia o hipotensión. Por regla general, es preferible abstenerse de tomar el aceite esencial por vía oral.
No se recomienda simultanear la toma de remedios con melisa y antidepresivos de síntesis, antihistamínicos, narcóticos u otros sedantes.
Fórmulas herbarias
En tu herbolario de confianza te pueden asesorar sobre las fórmulas mixtas con melisa, más adecuadas para el problema de salud que les plantees. Recuerda que no se deben mezclar las hierbas al azar, sino que es preferible buscar un equilibrio en la formulación y elegir las más adecuadas para cada caso. A continuación te brindamos cuatro fórmulas herbarias de eficacia.
- Hipertensión de origen nerviosa
Ingredientes: Melisa, hojas de espino albar, hojas de olivo y raíz de valeriana.
Elaboración: 5 g por planta para cada vaso de agua. Hervir 2 minutos, dejar en reposo 10 más y colar. Se puede añadir flores de naranjo amargo para mejorar el sabor.
Dosis: Dos tazas al día.
- Ansiedad leve
Ingredientes: Melisa, pasiflora, espino albar y anís estrellado como corrector organoléptico
Elaboración: Dos cucharadas soperas de la mezcla por ½ l de agua. Hervir 1 minuto, reposar 10 y colar.
Dosis: Beber durante el día.
- Gases, flatulencias, mal sabor de boca
Ingredientes: Melisa, alcaravea, regaliz, hinojo y anís verde.
Elaboración: Una cucharada sopera rasa de la mezcla por taza de agua. Hervir 1-2 minutos, dejar que repose 10 minutos y filtrar.
Dosis: Una taza después de las comidas principales.
- Migrañas
Ingredientes: Melisa, betónica, ginkgo, tilo y anís estrellado.
Elaboración: Una cucharada sopera de la mezcla por vaso de agua. Echar agua caliente sobre las hierbas en una tetera, dejar reposar 10 minutos y colar.
Dosis: Dos o tres tazas al día, mientras dure la crisis migrañosa.
Agua del Carmen
Este brebaje era ciertamente muy apreciado en tiempos pasados. Ya la conocían y la apreciaban los monjes carmelitas en el siglo XVII. Muchas personas, sobre todo, mujeres de una cierta edad, lo consumían como una especie de panacea para remediar un amplio abanico de dolencias comunes, en especial estados nerviosos, de abatimiento, de tristeza o de melancolía, palpitaciones, taquicardias, etc. Pero por su contenido en alcohol, en muchas ocasiones su toma regular acaba resultando más que contraproducente.
El agua del Carmen contiene extracto de melisa y una cantidad pequeña de su esencia, asi como otras hierbas medicinales, según las preferencias, como es el caso de la manzanilla, el hisopo, el cilantro y a veces un estimulante como la nuez moscada. Contiene además excipientes, como la sacarosa, agua purificada y etanol (alcohol)
Se suele tomar mezclada con una infusión, en dosis de unas 2-3 cucharadas, o bien directamente, una cucharada del agua del Carmen a secas o bien unas gotas vertidas sobre un terrón de azúcar. Y no se deben tomar más de 3 dosis al día, por periodos cortos o de forma puntual.
Cuando se sobrepasan las dosis pueden aparecer casos de adicción, y de hecho antiguamente se daban muchos. Hoy día el consumo de este licor está bastante desfasado.
Otros usos de la melisa
- Las hojas de melisa se combinan con té para aportar su fragancia.
- En Marruecos, las hojas de melisa se usan para aromatizar el té verde, como alternativa a la menta silvestre.
- Las hojas frescas se usan como condimento en guisos de carne y pescado, y también en ensaladas, a las que aportan su característico aroma alimonado.
- Las sumidades floridas de melisa se emplean como remedio casero para ahuyentar los insectos, aunque no siempre resulta eficaz.
- La melisa se cultiva en tiestos y macetas, su esencia contiene citral y geraniol, compuestos bioquímicos, que repelen a los mosquitos.
- La esencia de melisa se usa en aromaterapia, en baños o friegas, para tratar problemas nerviosos y digestivos.
- La esencia o el extracto de melisa se ha incorporado en algunos cosméticos, como aceites corporales, perfumes y jabones.
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