GINKGO

 


GINKGO, ALIADO DE LA SALUD CEREBRAL


Se considera el mejor recurso herbario para tratar los síntomas del envejecimiento, pero no todas sus atribuciones gozan de consenso.






Las virtudes del ginkgo Ginkgo biloba suscitan cierta controversia científica. En algunos foros es presentado casi como el primer gran remedio natural para combatir algunos de los trastornos circulatorios asociados al envejecimiento, en otros ámbitos en cambio se tiende a observar con escepticismo algunas de sus atribuciones, como su utilidad en enfermedades degenerativas y se demandan pruebas más concluyentes sobre su eficacia terapéutica.

Lo cierto es que las hojas de este árbol milenario constituyen sin duda el gran recurso de herbolario para tratar de mejorar la circulación sanguínea a nivel cerebral y para enfrentar determinados tipos de déficits cognitivos.




GINKGO, FOSIL VIVIENTE (recuadro)


El ginkgo no es un árbol cualquiera. Originario del Japón, Corea y este de la China, se considera una de las especies más antiguas que se conocen, como lo demuestra el hallazgo de indicios fósiles próximos al género Ginkgo que se remontan al Pérmico, hace unos 275 millones de años, y ya propiamente del Ginkgo, atribuibles al principio del Jurásico y que pudiera haberse extendido por Laurasia a mediados de esa era y a principios del Cretácico, en diferentes especies. Hoy día sólo sobrevive una, Ginkgo biloba, un fósil viviente que ha llegado incluso a resistir pruebas tan espantosas como las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima o en un ejemplo no tan trágico, el ambiente contaminado de las grandes ciudades. 


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Las hojas contienen flavonas (quercetol, kenferol, etc), lactonas terpénicas (ginkgólidos), fitosteroles. Semillas y hojas de este árbol se han venido empleando en la medicina tradicional china desde hace casi dos mil años. Hoy sin día, sin embargo, el uso del ginkgo se centra exclusivamente en las hojas, en un extracto estandarizado o bien en las hojas secas para infusión, pero ya no en las semillas, por considerarse tóxicas. Las hojas del ginkgo poseen efectos venotónicos más que notables, actúan como neuroprotectoras, vasodiladoras a nivel periférico, antiagregante plaquetario, antihemorroidal, diurético y antioxidante. 



BENEFICIOS DEL GINKGO


Cierto es que el ginkgo se revela como uno de remedios de fitoterapia y homeopatía de mayor uso para tratar trastornos asociados a la circulación sanguínea, pero no en todos los casos existe unanimidad científica. Algunas de sus indicaciones terapéuticas son las que se citan a continuación:


- El dolor y pesadez de piernas provocado por un déficit en el flujo circulatorio de las extremidades inferiores, conocido como claudicación intermitente, es un trastorno que padecen muchas personas, sobre todo en la madurez y la vejez, pero también se da en personas obesas, estáticas o con problemas de circulación sanguínea en general. Puede resultar muy limitante y generar mucha desazón y malestar en quien lo padece. El ginkgo se ha demostrado eficaz para aliviar sus síntomas y reducir las molestias, cuando se toma en tratamientos prolongados y sistemáticos. 


- Las sensaciones de vértigo, mareos ocasionales y episodios de migraña, vinculados todos ellos con una reducción del riego sanguíneo a nivel cerebral pueden también ser combatidos con tratamientos a base de ginkgo biloba.


- El ginkgo puede ayudar a potenciar la memoria y la capacidad de concentración, un punto sobre el que no existe consenso. Los extractos de esta planta pueden llegar a mejorar hasta en un 9% el riego sanguíneo a nivel cerebral, comparándose en eficacia con muchos medicamentos destinados a esa misma finalidad. Pero se precisan de tratamientos a largo plazo.


- Trastornos venosos vinculados con una deficiente circulación sanguínea, como las varices y las hemorroides, encuentran en estas hojas prodigiosas una solución factible y fácil de preparar, sea por vía oral o en reconfortantes baños y friegas, pero los expertos aconsejan asociarlo a otras plantas que le superan en eficacia como el castaño de indias o el rusco.


- Se ha indicado para la prevención de tromboembolias, arteriosclerosis y derrames cerebrales, por su acción sobre el mecanismo vascular, con efectos vasodilatadores y antioxidantes. Puede ser una gran ayuda para favorecer la recuperación a personas que han padecido este tipo de accidentes vasculares.


- Algunos estudios apuntan que los extractos de ginkgo pueden mostrar eficacia para mejorar la función cognitiva en personas afectadas de demencia degenerativa primaria o demencia vascular, que se manifiestan con déficits de memoria y falta de capacidad de concentración.


- La percepción de timbres o sonidos en los oídos o tinnitus son también tratados con extractos de ginkgo, sobre todo cuando este trastorno se vincula a  problemas vasculares. El ginkgo aporta toda la fuerza de su efecto vasodilatador.    



ALZHEIMER Y GINKGO, FALTAN PRUEBAS  


Menor veracidad se le asignan a otros trastornos para los que en algunas fuentes se recomienda esta planta, como es el caso del mal de altura, los ataques asmáticos, el glaucoma, las alergias, la diabetes, la enfermedad de Raynaud, la depresión en personas mayores, las disfunciones sexuales y como un apoyo natural en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y de la esclerosis múltiple. En todos estos casos, se demandan más estudios clínicos que lo lleguen a demostrar  científicamente. En el caso del Alzheimer, el tratamiento con ginkgo serviría para frenar uno de sus síntomas más llamativos, que es la pérdida progresiva de memoria, al potenciar el riego cerebral y ralentizar la destrucción de las conexiones neuronales. En cualquier caso sólo sería eficaz, de serlo, en los primeros estadios de la enfermedad.



PRECAUCIONES A TENER PRESENTE


En general, el ginkgo, aplicado en las dosis adecuadas, no presenta apenas riesgo alguno de efecto secundario. Es preferible contar siempre con un buen asesoramiento antes de emprender un tratamiento a largo plazo con ginkgo. Por regla general, se desaconseja su toma por personas afectadas de ataques epilépticos, por mujeres embarazadas y en el periodo de la lactancia. Se han descrito algunos efectos indeseados, sobre todo a causa de dosis excesivas, que incluyen cefaleas, vértigos, irritaciones cutáneas y alteraciones gástricas.

Los especialistas alertan de posibles interacciones con algunos grupos de medicamentos, como antidepresivos –fluoxetina, sertralina-, anticonvulsionantes, medicamentos hepáticos, antiinflamatorios como el ibuprofeno, medicamentos que pueden fluidificar la sangre como la wafarina o la conocida aspirina o fármacos para la diabetes. Las semillas de ginkgo, que han sido utilizadas en la medicina tradicional china y en gastronomía, contienen componentes tóxicos y su ingesta podría provocar problemas respiratorios y arritmias.


FORMAS DE TOMAR GINKGO


Los extractos estandarizados de ginkgo suelen contener de un 25 a un 35% de flavonoides y un 6% de terpenoides. Se presentan en cápsulas y comprimidos, o bien en extractos líquidos. Las dosis medias, que variarán en función del trastorno a tratar, son de 120 a 240 mg diarios, en algunos casos hasta 300 mg. Para trastornos crónicos o degenerativos, se recomiendan tratamientos a largo plazo, de 6 a 12 semanas, con periodos de descanso de cuatro semanas. Los efectos terapéuticos no se suelen manifestar antes de las 5-6 semanas de haberse iniciado el tratamiento.


El ginkgo se toma en infusión de la planta seca, una cucharada sopera por cada taza de agua, dos tazas al día, en ayunas. Lo usual es combinarla con otras hierbas que potencian o complementan su acción como la cola de caballo, el rusco, el hamamelis, el arándano, el sauce, el ajo, la vinca, la vid roja y otras.


Con la infusión, más concentrada, se preparan baños de asiento para aliviar los problemas venosos, hemorroides, varices, flebitis, hinchazón de brazos y piernas, adormecimientos y dolor en las extremidades. 



Texto: Jordi Cebrián

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