CREMAS NATURALES EN CASA

 MIS PROPIAS CREMAS DE PIEL CASERAS


Atrévete a elaborar en casa tus propias cremas naturales para cuidar de tu piel y la de tu familia. Sólo necesitas las plantas adecuadas y un poco de paciencia.


Por muy tapados que vayamos por la calle, nuestra piel no se libra de recibir agresiones o afectaciones durante los meses invernales. Puede estar expuesta a ambientes enrarecidos, al humo del tabaco y de los automóviles, a los aires acondicionados de casa o la oficina, a los rayos del sol en lugares de montaña que visitamos, al contacto con productos irritantes en el hogar o el trabajo. Nuestra piel es más proclive entonces a presentar sequedad en manos, piernas y labios, o a padecer quemaduras solares asociadas a la nieve, urticarias por reacciones alérgicas, acné, sabañones por el frío o la mala circulación, etc. Una primera medida de precaución pasa por la hidratación más o menos continua. Ya sabes que debes beber agua o zumos a lo largo de la jornada, vestir ropa que abrigue pero que también transpire y si es necesario aumentar la humedad ambiental de casa o del lugar de trabajo con el uso de humificadores. Y sobre todo, hidratarte la piel con cremas o pomadas adecuadas. Puedes comprarte de convencionales en supers, perfumerías o farmacias, de biológicas en herbolarios y centros de cosmética ecológica, pero si eres amante de lo natural y dispones de tiempo y paciencia, te las puedes preparar tú mismo en casa, a base de plantas medicinales y esencias. 

La diferencia entre cremas y pomadas consiste en que las primeras llevan agua y las segundas no. Los ungüentos combinan grasas o aceites con plantas y actúan sobre la piel creando una capa protectora. En cambio las cremas, que llevan agua, grasas y plantas, penetran más en la piel y resultan más refrescantes, pero en ambos casos sirven para tratar muy diferentes afecciones cutáneas y circulatorias. 

Algunas de las plantas más útiles para la elaboración de cremas y también de pomadas o ungüentos son la caléndula, la consuelda, el hipérico, el llantén, el árnica, el ciprés, el tomillo, el malvavisco, la manteca de karité, el aguacate y el té verde entre otras. Te hemos seleccionado cuatro como ejemplo, para empezar.


Caléndula Calendula officinalis: un desinfectante todo terreno

Qué partes usamos: Los capítulos florales, muy bellos, de color amarillo naranja.
Dónde se encuentra: En jardines y viveros. Existe una especie afín silvestre, Calendula arvensis, de floración invernal y primaveral.
Sus propiedades: Antiinflamatoria, antiséptica, cicatrizante, hidratante, emoliente, fungicida, parasiticida, antihemorrágica, astringente.

Cuando es útil: En dermatitis varias, acné juvenil, quemaduras leves, 

escaldaduras por accidentes caseros, micosis, erupciones cutáneas, heridas y llagas.

Cómo la aplicas: En cremas, pomadas, linimentos, tinturas y oleatos.





Árnica Arnica montana: El antiinflamatorio más resolutivo.

Qué partes usamos: Los grandes capítulos florales y más raramente la raíz.

Dónde se encuentra: En prados de montaña, en torno a los 2.000 metros. Como es una planta rara y protegida, es preciso adquirirla de vivero o herbolario.

Sus propiedades: Antiinflamatoria a nivel externo, antiséptica, cicatrizante, analgésica, antiespasmódica, antihistamínica.

Cuando es útil: Luxaciones, golpes, magulladuras, torceduras, esguinces, hematomas, picaduras de insectos, reacciones alérgicas, urticarias, equimosis (depósitos de sangre bajo la piel), dolores musculares, neuralgias.

Cómo la aplicas: En emplastos, cremas, pomadas, oleatos, lociones y compresas bañadas en la infusión.





Ciprés Cupressus sempervirens: Aliado de la buena circulación

Qué partes usamos: Los conos o gálbulos, ya maduros.

Dónde se encuentra: Plantado en jardines, cementerios, calles, como protector del viento en huertos y sembrados.

Sus propiedades: Tónico venoso, antiinflamatorio, astringente, antihemorrágico, antiséptico, antiviral, analgésico, queratolítico (que disuelve la capa dura de la piel), rubefaciente.

Cuando es útil: Problemas de circulación venosa como varices y hemorroides, úlceras varicosas, sabañones, verrugas, hipersudoración en pies y manos, heridas con sangrado, llagas, picaduras de insectos.

Cómo la aplicas: Tintura en compresas, lociones, pomadas, cremas, decocción para baños o pediluvios.


Aguacate Persea americana: El mejor regenerador para tu piel
Qué partes usamos: La pulpa del fruto, la piel o pericarpio y las semillas. Se obtiene un aceite del fruto y la semilla. 

Dónde se encuentra: Plantado en huertos, adquirible en fruterías.

Sus propiedades: Regenerador cutáneo, emoliente, hidratante, astringente, antiinflamatorio, nutritivo.

Cuando es útil: En pieles resecas, cuarteadas y envejecidas, irritaciones cutáneas, ictiosis, quemaduras solares, eccemas secos, forúnculos, granos. 

Cómo la aplicas: En mascarillas, en forma de aceite vegetal, en pomadas y cremas. 






CÓMO PREPARO LA CREMA EN CASA  

Existen varias modalidades de preparación, pero las pautas genéricas suelen seguir este patrón. Toma nota:

1- Elige la parte de la planta que necesitas, sea el capítulo floral, los pétalos, las hojas, etc. 

2- Pesa la planta. Calcula unos 200 gr si es fresca, recién cosechada o adquirida, o bien la mitad, 100 g si está seca.

3- Funde 500 g de emulsionante natural, por ejemplo la cera de la candelilla Euphorbia cerifera, como alternativa a la cera de abeja.

4- Disuélvela al baño maría en un recipiente de acero inoxidable.

5- Añade 230 g de glicerina, los 100 g de plantas seca o 200 de fresca y unos 200 ml de agua. Remueve sin parar.

6- Deja a fuego lento durante unas 3 horas.

7- Retira del fuego y cuela la mezcla a través de una bolsa para tamizar o empleando una prensa de vino, si la tienes. 

8- Remueve la pasta lentamente hasta que se enfríe y tome consistencia de crema.

9- Finalmente deposita la crema en tarros de cristal oscuro o translúcido. Séllalo bien y le añades una etiqueta informativa, con el contenido y la fecha de su elaboración.


DOS RECETAS A TU ALCANCE


1-  Crema de aguacate y caléndula

Ingredientes: Oleato de caléndula (0,5 g), pulpa de aguacate (2 g), aceite de rosa mosqueta (5 g), alantoína (0,5 g), infusión de llantén mayor o de rosal silvestre (10 g), un emulsionante vegetal (100 g) y vitamina E como conservante (0,2 g).

Preparación: Fundes el emulsionante al baño maría, y vas añadiendo los otros ingredientes, sin dejar de remover. Lo dejas a fuego lento durante un par de horas y luego lo filtras por un tamiz. Debes remover con lentitud hasta crear la crema.

Para qué sirve: Para regenerar la piel, para prevenir el envejecimiento cutáneo, en caso de estrías, durezas, callos, infecciones dérmicas y picaduras de insectos.
Cómo la aplicas: En masaje suave, hasta tres aplicaciones diarias.


2- Crema de llantén, árnica y malvavisco

Ingredientes: 20 g de llantén fresco, 20 de árnica y 20 g más de raíz de malvavisco, 300 g de un emulsionante vegetal o vaselina, 1 g de vitamina E como conservante. 

Preparación: Derrites la vaselina al baño maría en un cazo. Añade las tres plantas y remueves a fondo con una cuchara de madera, dejándolo a fuego lento durante 40 minutos. Lo filtras a través de un tamiz y vuelves a remover para que adquiera la consistencia de crema. Lo viertes luego en tarros de cristal translúcido.

Para qué sirve: En caso de quemaduras, escaldaduras, heridas, llagas, pieles irritadas, eccemas y dermatitis, pero también sobre hematomas y neuralgias. 

Cómo la aplicas: En masaje suave, hasta tres veces al día.

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